De áurea micción

De áurea micción

Días después, aquel de mis primeros amantes pasó a recogerme al colegio, para después retozar toda la tarde en su colchón. Dejé que consumiera en mí sus ansias pederastas durante horas y horas. Cuando ya se había saciado, le pedí que meara sobre mi cuerpo mientras yo me masturbaba con fruición; quería que mi última venida de esa tarde fuera bañada en su orín.
Ennoblecer el culo

Ennoblecer el culo

De gracia divina son las noches en que asisto y exploro el ojal con que se abrochan mis nalgas. Comienzo con los dedos, lo reviso a manera de texto con técnica braille; lectura reconfortante para sentidos aneblados, cuya sapiencia excrementicia desvela verdades que enhiestan el espíritu. Una vez palpitante, con sus pliegues a flor de piel, prosigo a observarlo deleitosamente con mi espejo de maquillaje. Es un sol oscuro.