El escuchón 2

Por eso, ¿entonces cuál es el pedo? Si hago porque hago, y si no hago porque no hago. ¿Quién te entiende? La neta, reina, ¿quién te entiende? Ayer, sin ir más lejos, me dijiste que ya no soy cariñoso, que ya no te hago caso, que no sé qué, y ahí estoy en la noche, de pendejo, llevándote a los tacos, acá, a toda madre. ¿O no querías? Y luego, ya en la casa, se me subió la calor y me mandaste a la verga, ¿a poco no? Que qué culero, que qué ojete, que si me estaba cobrando los tacos. ¡No manches! Y luego, el domingo, acuérdate, me dijiste que por qué no regaño al niño cuando se porta mal, que me vale madre, que me paso de verga. Pero cuando le pongo sus putazos que qué pinche salvaje, que ya ni la chingas, que mira cómo le dejaste las nalgas, todas moreteadas. Por eso te digo que no te entiendo. Ya no sé lo que te gusta, mi reina. A veces creo que nomás te encanta hacerla de pedo, pelear. Que si no nos agarramos del chongo no estás contenta. Como si te hiciera falta. ¡Ay, no mames, no lo niegues! ¿A poco no sientes rico cuando te mando a la verga y me largo con mis compas? Si hasta parece que te gusta, me cae. Y ni pedo regreso, ¿eh? Nomás salgo, como quien dice, a orearme. Nomás a serenarme para seguir aguantando tus desmadres. Pinche bipolar: primero me quieres y luego me odias. No es mamada, sí, me odias, no te hagas, acéptalo. Orita sí muy “perdóname mi amor, estoy pendeja”, pero ¿al rato qué tal? Otra vez a lo mismo. No, ni madre, ya no te creo. Mejor me largo. Me voy con el Negrito Sandía que me invitó a una fiesta. Creo que es el cumpleaños de su carnala. Sí, la gorda. Aistá, ¿ya ves?, no mames. ¿Cómo que si te llevo? ¿Pos no que te caía mal? ¿Que qué pinche vieja puta y buscona? ¿Quién te entiende? Te digo que nomás te gusta hacerla de jamón.

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