Puentes y Fronteras:
Estructuras destinadas a salvar y a destruir.
El primer puente de la humanidad fue un árbol caído.
Toda demarcación de frontera implica un adentro y un afuera.
La primera frontera es la orilla del seno materno.
Parece que te pedí de por Dios.
Madre
¿Madre sabías que se mira para todos lados?
(menos los cerdos, ellos no pueden girar su cuello)
Miramos hacia la derecha o a la izquierda y ahí aparece el odio.
¿Lo llamamos o ya estaba ahí,
esperándonos como un botón en el lobby del hotel?
Tiene todo preparado para el banquete
en que destruiremos la escasa claridad en nuestras mentes.
Tiene manteles manchados, tiene corazón, boca e hígado
Se sienta a orillas del río donde (alguien que debió haber nacido ya no está)
Aún con dos direcciones erradas (siempre) nos alcanza.
Hay odio en tu jazmín
En el polvo que se va y vuelve
(susurrando que él siempre estuvo ahí
que me masticó mientras inventaba las flores amarillas)
Ahora hay círculos y sogas alrededor de nuestros cuellos
Madre, ni el tiempo ni el silencio apaciguan el odio
(si no se atiende)
se multiplica cada día como perro sin dueño en la garganta
Hay que darle una sola dirección
No debe amanecer mañana
Madre, en días como hoy
soy pedazos de ruinas en el desierto de Sahara
soy una carta rezagada en palomares (en mis sueños tengo talento)
soy las ruinas de otras cosas que vienen de otros tiempos
donde habita -no el polvo- sino el odio
en medio de nuestros ojos (marchitos ya)
vueltos de mi, (polvo)
Además de odio no sé vivir.
Wislawa:
No le reprocho a la primavera que llegue de nuevo.
Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Comprendo que nuestro odio no impedirá la lluvia.

Ensayo de amor
Siete es el día de la melancolía
le digo a mi madre mientras sueño
Ella es la viva, la que no viaja en trenes
La chica de senos pequeños
Es la chica poco agraciada
Una escena en construcción
Madre, tus ojos amanecieron en mis ojos y no me gusta
Mejor huiré con tu amante nuevo
Él trae primaveras para cada vida
Te hubiera dicho madre
que seguiré cayendo dos mil años después
Cuando nadie ya se acuerde de nuestros nombres
Aquí no existimos madre, nos han soñado
No somos siquiera bebés de estrellas
Nuestros días no son frutas que puedan comerse
Madre, tengo en mi pecho un imperio
(hubiera podido elegir grandeza
pero la imagen que sigue será)
de flores muertas
(No estoy segura si leerás este poema)
Me perturba la inteligencia de las demás mujeres
Madre muero en las palabras que no son mías
He descubierto que entre el corazón y el cerebro
está mi boca, mi nariz y mis dos ojos
En mi boca está la llave que mata a nuestra niña
en mi nariz no puedo olfatear tu calostro
en mis ojos sigo esperando a que mueras
Aquí sigo madre, no me doy por vencida
En algún instante del día
vendrá la palabra exacta para decirte que
toda mi muerte es para ti.
Mi madre tiene cuatro cabezas
El cadáver de mi madre tiene cuatro cabezas enterradas sobre la tierra
La primera, me dice que la vea al terminar la tarde
sentada frente a todas las cosas del mundo que nombran la oscuridad
Le digo carbono
Su cabeza da pie para caer al abismo
La segunda cabeza de mi madre, no tiene lugar ni hora de reposo
Es un mal testimonio de un instante desfasado
En cambio, la tercera cabeza de mi madre es una mujer inmutable que
nunca sabrá cómo se miran las estrellas
Su cuarta cabeza no quiere contarse nada a sí misma
Huye de la vida en forma de enjambre de abejas.

El espacio que hay entre mi madre y yo
El espacio que hay entre mi madre y yo
es lluvia fallecida en tiempos áridos
Es una ciudad imaginaria llena de peces deformes
de hablar lento y denso, caminos que no son testimonios de la euforia
Nuestro lenguaje carece de palabras
Las ideas que tenemos son dedos-martillos
Al final ningún grito nos define
nos consumimos en el pasado sin salidas
Perdidas en el tiempo, bajo otras formas que no somos
plagas de ridículas libélulas.
Estos poemas forman parte del libro Conversaciones con el cadáver de mi madre, Ícaro ediciones, México, 2023, 59 p.

(Cópala, 1971). Ha publicado, entre otros libros, Llorando el naufragio, Los pantanos son algo verde como el deseo, Mutaciones Nosotros, Todas las horas alumbran, La vida es crónica y Conversaciones con el cadáver de mi madre.