La extranjera fue identificada por documentación que portaba entre sus
pertenencias. El cuerpo fue trasladado al forense para la autopsia de ley, a la espera de
conocerse la causa exacta de su fallecimiento y la identificación formal por parte de sus
familiares.
Y luego ya los dos, pinches locos, se empezaron a reír, así de huevos. A carcajearse, ahí enfrente de mí, pinches monos mamones. Y ya el vigilante cerró, sin decir nada más y sin hacerla de pedo. Y aquel cabrón se quedó ahí parado, todo pendejo, con su pinche foldercito bajo el brazo. Pinche güey: la caga.
Pero él se alejaba lo más que podía, confinado a la ventanilla, para observar el exterior mientras se colocaba los audífonos o retiraba con el cúter la cubierta de algún libro nuevo que leería por varios días al regresar a casa. Soñaba en publicar una obra excepcional; quería ser escritor.