Melville y la burocracia

Melville y la burocracia

El empleador, quien se debate por despedirlo, termina por tenerle lástima y decide dejarlo en la oficina donde prácticamente vive. Tarde o temprano el juzgado cambia de inmueble y Bartleby queda ahí como si fuera parte del mobiliario. EL nuevo poseedor, por supuesto, lo pone en la calle. Ya fuera del juzgado, termina en la cárcel porque no hace nada y en la cárcel continúa con su idea
Frankenstein para abogados

Frankenstein para abogados

Cuando el juez escucha del doctor Frankenstein sobre el tipo de monstruo que lo sigue, que es una suerte de superhombre por no decir un semidiós porque vive donde no podría hacerlo ningún ser humano y tiene habilidades que impiden su captura, el juez le hace ver que las leyes de los hombres no podrán ayudarlo.
El escuchón 2

El escuchón 2

Como si te hiciera falta. ¡Ay, no mames, no lo niegues! ¿A poco no sientes rico cuando te mando a la verga y me largo con mis compas? Si hasta parece que te gusta, me cae. Y ni pedo regreso, ¿eh? Nomás salgo, como quien dice, a orearme. Nomás a serenarme para seguir aguantando tus desmadres.
Enrocando versos

Enrocando versos

En el poema homónimo del libro, la poeta hace descripciones metafóricas de la médula del juego-ciencia, que también podría considerarse como un arte del cálculo y de la estrategia: “Es la tabla donde se conmueve al mundo/ y predispone con cada movimiento/ a las tropas de combate al sismo del acto masivo”. En estos versos, se dispone la esencia bélica del ajedrez
Poemas

Poemas

pacificando volcánico furor del borbollón de cuerpos fragmentos de Dionisio deambularán erguidos en extática ensoñación