El Escuchón / 1

El Escuchón / 1

Y luego ya los dos, pinches locos, se empezaron a reír, así de huevos. A carcajearse, ahí enfrente de mí, pinches monos mamones. Y ya el vigilante cerró, sin decir nada más y sin hacerla de pedo. Y aquel cabrón se quedó ahí parado, todo pendejo, con su pinche foldercito bajo el brazo. Pinche güey: la caga.
Algunas cartas de Saint-Exupéry a su madre

Algunas cartas de Saint-Exupéry a su madre

Es terrible dejar detrás de sí a alguien que necesita de uno como Consuelo. Se siente entonces la enorme necesidad de volver para proteger y amparar, y uno se arranca las uñas contra la arena, esta arena que le impide cumplir con ese deber… y uno movería montañas, pero de quien yo tenía necesidad era de usted; era de usted la que me protegería y me ampararía, y entonces la llamé con un egoísmo de cabrita.
Fantasmas

Fantasmas

Sufranski decía que escapamos al poder del origen gracias al don del olvido. Somos escapistas del todo, entes con el don de la desmemoria. Escapistas universales. Artistas del fracaso. No hay condición en este país para la memoria, todo se disipa como el poema de Paz. Aunque cada determinado tiempo festejamos alguna fecha como un antecedente histórico de algo. Días que sirven para el asueto. El festejo del olvido, como un carnaval de fantasmas que se desvanecen después de la cuarta cerveza. 
La literatura fantástica y El reflejo de lo invisible

La literatura fantástica y El reflejo de lo invisible

No es el caso de los cuentos de Hans Christian Andersen y los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm (s, XIX), ni de los cuentos de Las mil y una noches (s. XIII), de autor anónimo. Tampoco de los vampiros de la historia de la literatura. (No me refiero a las malas películas ni a los disfraces y máscaras de Halloween que no son más que productos para vender.) Con ayuda de estos últimos personajes sui generis desarrollaré mi planteamiento, a pesar de que no toda la literatura fantástica es de vampiros.
La antífona de Grilia

La antífona de Grilia

Pero él se alejaba lo más que podía, confinado a la ventanilla, para observar el exterior mientras se colocaba los audífonos o retiraba con el cúter la cubierta de algún libro nuevo que leería por varios días al regresar a casa. Soñaba en publicar una obra excepcional; quería ser escritor.
Hoja de lata

Hoja de lata

Hoja de lata En qué momento de tu vida  llegó el juguete a tus manos, es impreciso. Eso fue hace más de un lustro y medio siglo.   No te…
Señor del Mal (1)

Señor del Mal (1)

Señor del Mal (1) Castígala, Señor del Mal. Hunde sus párpados; aja sus manos; hincha su vientre y reviéntalo. Que la saliva le sepa a mierda; que la ponzoña no…