Melville y la burocracia
El empleador, quien se debate por despedirlo, termina por tenerle lástima y decide dejarlo en la oficina donde prácticamente vive. Tarde o temprano el juzgado cambia de inmueble y Bartleby queda ahí como si fuera parte del mobiliario. EL nuevo poseedor, por supuesto, lo pone en la calle. Ya fuera del juzgado, termina en la cárcel porque no hace nada y en la cárcel continúa con su idea